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Antonio Guadarrama Collado
Para fundar un gran imperio, no basta un político, un guerrero o un estratega… se necesita un tirano
Siguiendo la tradición de los tlacuilos, historiadores que rescataron en códices los capítulos más remotos de la historia de los grandes imperios de Mesoamérica, llega la vida de Tezozómoc. Un hombre que impuso su autoridad con determinación, crueldad y astucia.
Enigmático y controvertido personaje que fortaleció el poderío tepaneca entre las demás tribus del Valle de México, Tezozómoc se descubre como el gran tirano imprescindible de la historia del México antiguo, obsesionado en hechizar a los aliados de los chichimecas, engañándolos y valiéndose de artimañas para derrocar a Ixtlilxochitl y perseguir al hijo de éste, el valeroso príncipe Nezahualcóyotl. Su astucia logró unir a los diferentes pueblos e imponer su dictadura que daría pie al surgimiento de una civilización y más tarde el poderoso imperio de los aztecas.
Un libro perfectamente sustentado en fuentes históricas, antiguas y recientes, que entreteje con habilidad la atmósfera necesaria para entender el nacimiento del imperio azteca, con todos sus matices, donde hubo tiranía, corrupción, espionaje y crímenes sanguinarios, como en todos los grandes imperios de la humanidad. Un relato inquietante, veraz y cargado de misterio.
Lee el avance del primer capítulo:
Escucha muy bien lo que voy a decir, Nezahualcóyotl, Coyote hambriento, pues lo que diré a continuación habrá de doler. Ésta es, la profecía de tu vida.
Pronto, cuando hayas cumplido dieciséis años, tu padre, el emperador Ixtlilxochitl, te anunciará su muerte. Ese día, el supremo monarca chichimeca, habrá de dar su vida en la guerra, para salvar muchas otras.
Tú lo verás todo. A su lado aguardarás la llegada de las tropas tepanecas, y las verán marchar hacia ustedes, retumbando los tambores de guerra, silbando los caracoles, derribando árboles, destruyendo todo a su paso; las flechas comenzarán a caer aún lejos; escucharán juntos los gritos de guerra; cientos de tepanecas viniendo del norte y el sur, el oriente y el poniente; tu padre, el emperador Ixtlilxochitl estará preparado para la ofensiva, usando su atuendo de guerra, con el arco en una mano, el escudo en la otra, y la macana sujeta a la cintura, para cuando la batalla sea cuerpo a cuerpo.
Y escucha bien. Deberás obedecer: ¡Corre, corre, Coyote, corre! ¡Ahí, en ese árbol! ¡Sube antes de que lleguen! ¡Escóndete! ¡Ahí quédate! ¡Obedece! ¡Que nadie te vea! ¡Salva tu vida! E inevitablemente lo verás todo, todo, todo: guerreros entronizados en la cima de la barbarie, charcos de sangre, cuerpos mutilados, guerreros moribundos. Y a él. Sí. Lo verás morir. Así será. Y en ti recaerá la responsabilidad de salvar el imperio, de liberarlo del yugo del tirano… Tezozómoc.
La guerra no perdona. Se hace guerra para ganar y obligar a los vencidos a sujetarse al yugo del vencedor.
“A ti, mi amado hijo, te dejo una gran responsabilidad y una herencia de llena de desgracias.”
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Balam, la senda del jaguar - La novela sobre el surgimiento, esplendor, decadencia y conquista de Chichén Itzá Visítanos en Facebook: http://www.facebook.com/pages/Balam-la-senda-del-...Hace 14 años
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